domingo, 6 de julio de 2008

AHORA Y HOY 5ta EDICIÓN


Editorial

Quienes tienen fascinación por eso que llaman política, siempre quieren saber las tareas que realizan los actores de la realpolitik pero de manera específica desean conocer eventos y detalles del trabajo del gobernante en turno, de quien hacen evaluación involuntaria casi de manera automática, y hasta le imponen mentalmente equis calificación en su desempeño, aunque muchas veces no por su trabajo, sino por la forma como perciben su personalidad y liderazgo, lo cuál es algo típico en el postmodernismo.
En el mundo “postmoderno” donde las imágenes y el lenguaje subliminal incluido el rumor son ingredientes básicos que conforman el imaginario colectivo a conveniencia de los creadores de esas trampas mentales, germinan con facilidad figuras como la del gobernador sonorense, dueño de gran carácter y fuerte personalidad que sostiene --se dice-- en su enorme fortuna personal y familiar.
Sin embargo, su liderazgo y personalidad de alto impacto no debe afectar el análisis sobrio de su trabajo político, y para hacerlo con objetividad se debe examinar con números fríos aciertos y errores, éxitos y fracasos; ganancias y pérdidas.
Los beneficios sociales y laureles políticos obtenidos en los cuatro años de gobierno se difunden hasta la molestia con métodos que ya quisiera Joseph Goebbels, responsable del ministerio de educación popular y propaganda de Adolfo Hitler, pero con tecnología y recursos de Don Walter, insustituible asesor del gobernador Eduardo Bours en cuanto a la implementación de programas de gobierno, publicidad y propaganda gubernamental, por lo cuál cobra “ríos de dinero” en opinión del autor de la procurada columna “Cerro de la Campana” (El Imparcial, 22/08/06)
Sin embargo, no todo ha sido miel sobre hojuelas en los últimos 5 años para el ingeniero Eduardo Bours, y hay quienes tienen la certeza que los reveses sufridos a la fecha superan a lo anunciado como grandes logros, incluso desde la época de candidato al gobierno estatal, lo cuál nos recuerda cuando no pudo imponer a ninguno de los suyos como candidatos a diputaciones locales ni para alcaldes de los municipios de San Luis, Hermosillo y Guaymas, por lo cuál no pudo controlar a su antojo el congreso en la anterior legislatura.
En San Luis Río Colorado no pudo el hoy gobernador hacer ganar a la candidata de la alianza PRI Sonora-Panal Adriana Aceves Pacheco, quien perdió contra el odiado alcalde Héctor Rubén Espino Santana; en Hermosillo no pudo impulsar al traumatólogo Manuel Robles Linares como candidato del PRI porque sabía perdería de calle contra la mujer elegida por al PAN como candidata, por ello se decidió a lo último por la prestigiada arquitecta Lourdes Angelina Muñoz Fernández para enfrentarla a Dolores del Río con los resultados de todos conocidos, y en Guaymas fue de antología la derrota que sufrió su --todavía-- favorito Antonio Francisco Astiazarán Gutiérrez a manos de Carlos Ernesto Zataráin González, quien promete darle otra paliza electoral pero esta vez en el ámbito estatal.
Pero si hablamos de una buena felpa en elecciones, todavía se comenta en los equipos de campaña del 2003 cuando el entonces candidato a gobernador no pudo alcanzar el enorme número de votos del diputado federal, pues Carlos Ernesto Zataráin obtuvo categórico y rotundo triunfo en el municipio de Guaymas al ganar el cien por ciento de las casillas del área urbana y rural incluidos los 8 pueblos yaquis, ejidos, centros de población y comunidades del valle, incluso en históricos ejidos como San José de Guaymas, Santa Clara y hasta la comisaría de San Carlos, llegando hasta Los Arrieros.
Él mismo anduvo muy cerca de perder frente al titular de la Conapesca Ramón Corral Ávila por la discutida diferencia de votos tan parecida a la experiencia de Felipe Calderón frente al solaztequino Andrés Manuel López Obrador.
Como candidato y previo a la elección constitucional del 2003, tampoco pudo Eduardo Bours imponer candidatos de los suyos para el congreso estatal, por eso no avanzaron como él quería los planes y leyes de ingresos y presupuestos de egresos que planteó a la soberanía legislativa, pero ya iniciada su gestión, han venido los reveses en cascada que sólo la costosa gestión de Don Walter ha logrado paliar un poco: Cuando decidió aquel famoso “redimensionamiento” consistente en correr de sus trabajos a la burocracia estatal basificada, los tribunales lo obligaron a reinstalar a los corridos; cuando ordenó la cancelación del bono sexenal y hasta las pensiones y jubilaciones que obtuvieron algunos funcionarios del más alto rango en el gobierno del estado, como el exdirector de la policía estatal y hasta un exprocurador, que ganaron el amparo interpuesto y se les debió reembolsar salarios caídos con todo lo demás.
En el ámbito electoral partidista el gobernador recibió “arrebiatados” un par de reveses de impacto aún imponderable; la primera cuando perdió Enrique Jackson la presidencia del PRI no obstante que en la interna lo hizo ganar en Sonora con 80% de los votos frente a Beatriz Paredes, y el otro revés cuando el PRI nacional modificó su estatuto para quitarle a los estados la facultad de trabar alianzas y coaliciones como la PRI-Panal; además, en el ámbito social todavía se comenta el revés que obtuvo el gobernador de importantes sectores de la sociedad cuando lo obligaron a suspender la venta del internado “Coronel J. Cruz Gálvez”, y en lo político el fracaso en la Reforma Electoral, donde no obstante la intensa presión mediática, el legislativo sonorense aprobó --sin los diputados priístas-- la reforma impulsada por el senado que se publicó el pasado martes 13 de noviembre, y de efectos todavía imponderables.

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