domingo, 6 de julio de 2008

AHORA Y HOY 6ta EDICIÓN

AHORA Y HOY

Por Zaira Liszt Luebbert Salmán.

“Si no quieres que se sepa, no lo hagas”: Proverbio Árabe.

Por lo escandaloso y espectacular de la noticia, la nota que apuntó convertirse en centro de atención de medios locales y estatales incluso nacionales, fue la consignada de manera espléndida por el corresponsal Agustín Rodríguez (Expreso, 23; 24/01/2008) para dar cuenta de cuantioso robo de gasolina y diesel en el poliducto Guaymas-Hermosillo, a treinta y tantos kilómetros del puerto.
No era aquel robo hormiga de inicio de los ochenta en mamilas de 13 galones --50 litros-- que conmocionó hace 25 años a la sociedad guaymense porque mantuvo en chirona a conocidos empleados de la terminal porteña de Petróleos Mexicanos y persiguió muchos más que penosamente la libraron y ahora soy gente “muy honorable” y hasta regidores. La diferencia es que en esta ocasión se trata de una ratería monumental a escala industrial con tecnología de punta, capaz de chuparle a la vena petrolera 130 mil litros de gasolina por semana.
Hacía más de 10 días que la paraestatal localizó la toma clandestina en la subestación de rebombeo en el kilómetro 32 + 037 del poliducto Guaymas-Hermosillo, ubicada en la parcela del ejidatario Miguel Galván del predio El Bayo, pero el oficio del agudo comunicador de Expreso Agustín Rodríguez obligó a las autoridades a romper el silencio y admitir públicamente el articulado latrocinio.
Efectivamente, fue hasta el pasado sábado 26 de Enero que la delegación de la Procuraduría General de la República emitió el Boletín Estatal número DPE/0380/08 cabeceado “AMPF INVESTIGA ORDEÑA DE PEMEX EN GUAYMAS” para informar que “Con motivo de la denuncia interpuesta por la paraestatal por el robo de combustible a través de una toma clandestina que fue detectada en el kilómetro 156 + 800 de la carretera Internacional México - Nogales, tramo Guaymas – Hermosillo, el Agente del Ministerio Público de la Federación avanza para esclarecer los hechos”
Petróleos Mexicanos a través de su enlace de comunicación social José Luis Moreno Martínez, aseguró que el viernes 11 de enero se “neutralizó” la válvula ilícita instalada furtivamente para ordeñar el ducto y el caso llegó a la prensa doce días después, pero hasta 26 de enero la autoridad investigadora competente admitió la existencia de la instalación furtiva, por lo cuál, por elemental sentido común, se puede deducir que se pretendió mantener oculto el robo masivo de combustibles. ¿Porqué?
Tan evidente que suena a perogrullada decir que el crimen organizado se desarrolla con apoyo de las autoridades y aquí, todos los caminos conducen a Roma:
¿Quién o quienes podrían conocen los puntos vulnerables de un poliducto? ¿Quién o quienes conocen y entienden el complejo funcionamiento del sistema de válvulas que regulan la conducción de combustibles en un sistema cerrado de conducción? ¿Quién o quienes pueden tener acceso, sin mover a la sospecha, a tecnología de punta para instalación de equipo de bombeo en una línea conductora de líquidos flamables, como las válvulas de seguridad y dispositivos de purgas --by pass-- o igualadores de presión? ¿Quién o quienes podrían pasar desapercibidos “trabajando” en una estación de rebombeo de combustibles en un poliducto propiedad de Petróleos Mexicanos? ¿Quién o quienes conocen los días y horas en que se bombea desde la terminal gasolina, diesel o gas avión? Acertó Usted, amble lector.
Porque no sólo se vulneró una instalación para lo cuál se requiere herramienta dominio de la técnica y herramienta especializada, o disponer de adminículos y artilugios con altísima tecnología, sino también hurgar en la tierra a través de 2 kilómetros, incluso cruzar la carretera internacional para internarse en un predio opuesto, y al mismo tiempo esconder con todo cuidado la tubería en la zanja que también se hizo en el concreto de los puentes del Km. 155 + 800, con un costo aproximado de 2 millones de pesos y una coordinación logística que ya quisiera un ejidatario de San José de Guaymas.
Sólo para dimensionar la enormidad de la operación, basta cuantificar las veces que fueron al Costco y al SAM en el mes de diciembre ingenieros, inspectores, jefes de turno, superintendentes y demás personal técnico y manual de Petróleos Mexicanos, y “nunca vieron nada” cuando pasaron por ese tramo carretero; ocioso mencionar los cientos de veces que pasaron los agudos agentes de la policía federal preventiva (PFP) con sus patrullas equipadas con poderosos reflectores y videocámaras y tampoco, ¡nunca vieron nada!
Por eso suena a vacilada que se diga una línea de investigación está orientada hacia los peones que rompieron la tierra y el concreto de los puentes carreteros, o hacia los transportistas que fueron contratados para el acarreo de equipos, y hacia los rancheros que rentaron el trozo de tierra para instalar el equipo ilícito.
Entre 2001 y 2003, el general de brigada diplomado de Estado Mayor Arturo Galindo Romero dirigió una investigación por fraude y ordeña de combustibles en PEMEX, y trascendió que familiares y hermanos del ex-director general de PEMEX Francisco Rojas Gutiérrez resultaron implicados en el robo y adulteración de carburantes, entre ellos Sebastián Rojas Gutiérrez y Sebastián Rojas López, quien se hace llamar Carlos Garza Rodríguez y es conocido con el “alias” de “El Licenciado”, junto con su hijo Martín Rojas López. Los señores de la PGR bien podrían pedir copia de la investigación de los Reyes de la Ordeña. Vale.

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